Ya son muchos los artículos que se han escrito sobre el internet de las Cosas, también conocido por el término en inglés Internet of Things (IoT), pero ¿qué es esto del Internet de las Cosas exactamente? Pues bien, no es más que objetos conectados a la red a través de conexión Wifi, lo que los doto de inteligencia artificial y de un sinfín de ventajas y posibilidades, gracias a las nuevas tecnologías, de las que hablaremos a continuación.
Procesadores del Internet de las Cosas (IoT)
El Internet de las Cosas requiere que los dispositivos sean pequeños, de ahí la importancia de los Smartphones. No sirven los procesadores de los ordenadores que conocemos hasta el momento, ya que lo que que prioriza es que el consumo sea mucho menor, por encima de otros aspectos como la potencia.
Tanto el procesador como la plataforma que utilizamos para los objetos conectados, se encargan de gestionar la información, es decir los Big Data que nos ofrecen, pero estos datos los recogemos gracias a otro tipo de dispositivos, los denominados sensores. Ellos son los encargados de relacionarse con el entorno para captar los datos que la tecnología (los procesadores) se encargaran después de “trabajar”.
Los sensores del Internet de las Cosas (IoT)
El avance de la tecnología ha permitido que los precios de los sensores sean accesibles para el público en general, alejándolos así del uso meramente profesional que tenían hasta hace tan sólo unos años.
Existen diferentes tipos de sensores, según su capacidad para relacionarse con el entorno y recoger según qué tipos de datos. Por ejemplo, existen sensores de táctiles, de temperatura y humedad, de luz, de sonido, o quizás los más comunes; de velocidad y distancia, entre otros. En definitiva casi de cualquier cosa que pueda medirse y de la que podamos obtener información se pueden ir generando sensores, en función de las necesidades y la demanda del mercado y los fabricantes de sensores que pretendan satisfacerlas.
La comunicación del Internet de las Cosas (IoT)
Una vez recogidos los datos, nos encontramos con los pequeños procesadores, que como ya hemos dicho antes, no tienen la potencia que quizás necesitaríamos, debido a que priorizamos su bajo consumo (y pequeño tamaño, por tanto). Por esto principalmente necesitamos comunicaciones que transmitan estos datos hacia plataformas más potentes que puedan procesarlos de manera más rápida.
Principalmente contamos con dos maneras de comunicación para el IoT conexiones de red local o de red inalámbrica a través de conectividad móvil. Pero en la actualidad se está trabajando en nuevos protocolos de comunicación para lograr solucionar.
Pero también hay nuevos protocolos que han sido pensados para combatir el gran consumo energético que requieren estas comunicaciones. Algunos ejemplos serían NFC o el Bluetooth 4.0 implementado en sistemas con baterías reducidas como por ejemplo pulseras cuantificadoras, tal y como explican en un artículo más detallado sobre este tema, los compañeros de Xataca.com
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